En menos de un mes, la intersección de la avenida de Las Américas con la carrera 50 ha experimentado algunos cambios notorios que marcan el inicio de una de las transformaciones viales más importantes de Bogotá. Las imágenes comparativas que realizamos los días 31 de agosto y 21 de septiembre muestran cómo la fase de demolición de los puentes elevados hoy presenta tramos retirados, estructuras fragmentadas y amplias zonas despejadas para el trabajo de maquinaria pesada.
En las imágenes comparativas tomadas el 31 de agosto y el 21 de septiembre muestran un avance claro y contundente en la etapa de demolición de las estructuras elevadas que atraviesan el intercambio vial. Mientras las imágenes del pasado 31 de agosto exhibía los tableros superiores intactos, con tránsito fluido por los carriles elevados y la presencia habitual de articulados de TransMilenio en el corredor central, la toma más reciente revela la remoción de grandes tramos de los tableros, la exposición de apoyos y estribos, y la liberación de amplias áreas destinadas a la obra con maquinaria pesada, pilas y zonas de acopio de escombros. A simple vista se aprecia que varios de los pasos elevados han sido desmantelados en sus losas superiores, así como múltiples frentes de trabajo en sectores donde antes había continuidad en el viaducto.
Este proceso de demolición ha venido acompañado de una reconfiguración de la movilidad. Conos, barreras y cercos delimitan los desvíos implementados, y se observan rutas alternas habilitadas tanto para vehículos particulares como para el transporte masivo. Dichos ajustes coinciden con el plano operativo divulgado por las autoridades, el cual indica desvíos por la Avenida Calle 13 y por carreras aledañas, además de cierres puntuales de carriles y zonas de obra bajo la coordinación del IDU y de las firmas contratistas encargadas del proyecto. En las imágenes más recientes también se distingue una labor organizada de limpieza y acondicionamiento de los frentes de obra: caminos provisionales, plataformas de trabajo y sectores demarcados.
Desde el punto de vista técnico, el avance observado confirma que la obra superó la fase inicial de demarcación y desmontaje superficial en los accesos y salidas de los puentes, encontrándose en una etapa de demolición sistemática. Por el momento se realizan actividades de corte y retiro de los tableros, junto con la disposición de escombros y accesos provisionales.

Sin duda el impacto urbano y de movilidad es evidente en este sector, ya que también se registran congestiones puntuales en horas pico debido a los desvíos y a la reducción de capacidad en los ramales ya demolidos. Sin embargo, se mantienen operativos los carriles centrales del sistema TransMilenio, aunque con recorridos adaptados a la nueva fisonomía temporal del intercambio vial. Las señalizaciones, las restricciones de giro y la canalización del tráfico buscan mitigar riesgos, al tiempo que la presencia de personal en vía refuerza la seguridad de peatones y conductores.
Estas intervenciones hacen parte del proyecto liderado por la Alcaldía Mayor de Bogotá y el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), que contempla la demolición total de las estructuras mediante un proceso de implosión programado el próximo sábado 27 de septiembre, según información dada por Capitalbus, Operadora de Transporte Público de Pasajeros y concesionario de TransMilenio, en dónde algunas estaciones de TransMilenio estarán fuera de servicio entre las 8 de la mañana y las dos de la tarde tal como se muestra en pantalla.
Posteriormente, se levantará una glorieta de gran capacidad que conectará la carrera 50 con la calle 6.ª, la calle 13 y la avenida de Las Américas. Esta nueva infraestructura será clave dentro del megaproyecto de ampliación de la calle 13, corredor estratégico que conecta a Bogotá con municipios como Mosquera y Madrid y por donde circulan miles de vehículos de carga y pasajeros diariamente.
El diseño contempla tres niveles: en el primero, una glorieta de 100 metros de radio con tres carriles de 4,30 metros de ancho cada uno; en el segundo, una glorieta elevada de 51,4 metros de radio con dos carriles de 7,70 metros de ancho; y en el tercero, una conexión directa para el flujo oriente-occidente y occidente-oriente de la avenida de Las Américas, lo que permitirá descongestionar los niveles inferiores.

La construcción de este primer tramo tiene un costo estimado de $530.000 millones para la obra y $30.000 millones para la interventoría. Una vez finalizado el proyecto, permitirá ahorrar alrededor de 30 minutos en cada trayecto por esta vía, reduciendo el tiempo de viaje de un promedio de 49 minutos a 23 minutos en el transporte público.
Además, se espera que se reduzcan alrededor de 33.908 toneladas de CO2 al año, mejorando la calidad de vida de más de 634.000 habitantes del sector. La etapa de construcción de esta obra durará 30 meses, por lo que la obra estaría lista en 2028.
Esta transformación hace parte del megaproyecto de ampliación de la calle 13, plan que contempla intervenir la vía en siete lotes, desde la carrera 50 hasta el río Bogotá, beneficiando de manera directa a más de nueve millones de ciudadanos, de acuerdo con cifras del IDU. La obra proyecta la construcción de 10 carriles —cuatro mixtos y dos exclusivos para TransMilenio—, la adecuación de 14 estaciones para el sistema de transporte masivo y un nuevo patio de buses biarticulados. La ampliación integral de la calle 13, también conocida como avenida Centenario, contempla un tramo de 11,4 kilómetros entre Puente Aranda y el límite occidental de Bogotá. Según el IDU, los dos primeros lotes ya superaron la fase de preconstrucción, mientras que los restantes se encuentran en etapa de estructuración.
Las obras principales están previstas para iniciar en 2027, con una entrega final proyectada para el primer semestre de 2030. Durante este tiempo, se implementarán desvíos y planes de movilidad temporal, lo que exigirá paciencia por parte de los ciudadanos. La Alcaldía ha insistido en que las incomodidades serán compensadas con un sistema vial más moderno y eficiente.

Además de los nuevos carriles, el proyecto incluye espacios públicos renovados, ciclorrutas y mejoras en las conexiones del sistema TransMilenio, consolidando una apuesta por un transporte más sostenible y una mejor calidad de vida urbana.
Con la renovación de la calle 13, Bogotá espera contar hacia 2030 con un corredor estratégico que no solo facilitará el desplazamiento cotidiano de millones de ciudadanos, sino que también fortalecerá el transporte de carga y la competitividad regional, especialmente en el intercambio con los municipios del occidente de Cundinamarca.
El avance visible entre finales de agosto y septiembre confirma que el proyecto ya superó la etapa inicial de preparación y entró de lleno en la demolición de los puentes, con un progreso tangible que acerca a la ciudad a la construcción de una infraestructura moderna y de mayor capacidad. Aunque las incomodidades en la movilidad son inevitables, la expectativa ciudadana se centra en que las obras de este proyecto se lleven a cabo en los tiempos estimados y en los beneficios a largo plazo que traerá esta obra para uno de los accesos más congestionados de la capital.