El futuro del nuevo aeropuerto de Cartagena continúa en una zona de turbulencia administrativa. Lo que debería ser una de las obras más trascendentales para el desarrollo aéreo y turístico del Caribe colombiano sigue sin despegar, envuelto en una compleja disputa institucional entre la Alcaldía de Cartagena, encabezada por Dumek Turbay, y la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI). El ambicioso proyecto, conocido oficialmente como Ciudadela Aeroportuaria Cartagena de Indias (IP CACI), promete transformar la movilidad aérea del país, generar miles de empleos y consolidar a la Heroica como un punto neurálgico de conexión con América Latina y el mundo, pero hoy continúa sin una fecha concreta de inicio.
El proyecto, valorado en 6,5 billones de pesos, fue concebido para construirse en una ubicación estratégica entre la vía al Mar y la vía a la Cordialidad, en el corregimiento de Bayunca, al norte de Cartagena. Su diseño contempla una pista de 3,1 kilómetros, una moderna terminal especializada de carga y una terminal de pasajeros de más de 103.630 metros cuadrados, cuatro veces más grande que la actual. Además, el nuevo aeropuerto tendría la capacidad para atender hasta 17 millones de pasajeros al año, convirtiéndose en un competidor directo de terminales internacionales como Tocumen en Panamá o Jorge Chávez en Perú. De materializarse, esta obra significaría un salto histórico para la conectividad del Caribe y una inyección económica clave para una ciudad que registra una tasa de desempleo del 9,4 %, apenas por debajo del promedio nacional.
La obra, que se financiará exclusivamente con capital privado bajo el esquema de Alianza Público-Privada (APP), se encuentra actualmente en la etapa de evaluación de factibilidad. Según la ANI, esta evaluación está a cargo de un consultor contratado y se están realizando análisis complementarios de los requisitos especiales emitidos por la Aeronáutica Civil y la DIAN.
De acuerdo con el cronograma estimado, la definición de viabilidad del proyecto se realizaría en febrero de 2026, y si se considera viable, deberá pasar posteriormente por los trámites de aprobación ante el Ministerio de Transporte, el Ministerio de Hacienda, el Departamento Nacional de Planeación (DNP), el Conpes, y los Consejos Directivos de la ANI y la Aeronáutica Civil. Solo después de cumplir con estos pasos podría recibir la luz verde definitiva para su ejecución.

No obstante, para el alcalde Dumek Turbay, el proceso ha sido excesivamente lento y carente de voluntad política por parte del Gobierno Nacional. “Tenemos ya 20 meses y 25 días discutiendo con el Gobierno nacional para que por fin le dé el visto bueno al nuevo aeropuerto de la ciudad. Cartagena necesita un nuevo aeropuerto; el Rafael Núñez dejó de ser eficiente”, expresó el mandatario durante el Congreso de Fenalco realizado el 25 de septiembre en Medellín. Turbay asegura que el proyecto ha estado “en el limbo” debido a la falta de decisiones concretas y considera que su postergación representa un freno al desarrollo económico y turístico de la ciudad.
Las tensiones aumentaron cuando la ANI canceló una mesa técnica programada para el 19 de septiembre, la cual fue reprogramada para el 3 de octubre. “Espero que se pueda realizar con éxito”, dijo entonces el alcalde, visiblemente molesto por lo que consideró un nuevo retraso injustificado. Detrás de este reclamo, el mandatario local argumenta que Cartagena no puede seguir dependiendo de un aeropuerto con limitaciones operativas y geográficas como el Rafael Núñez, inaugurado hace 78 años en pleno barrio Crespo.
Así Será El Nuevo Aeropuerto de Cartagena - El megaproyecto de $6,5 Billones de Pesos
En contraste, el presidente de la ANI, Óscar Torres Yarzagaray, afirmó que la entidad ha cumplido con el cronograma y que el proceso avanza dentro de los tiempos legales. Según Torres, a la fecha se han realizado 26 reuniones de socialización con autoridades y comunidades del corregimiento de Bayunca, donde se construiría el nuevo aeropuerto, sin que el alcalde Turbay haya participado en ninguna de ellas. “Personalmente he participado en reuniones con equipos técnicos para explicar el avance de la modernización del aeropuerto Rafael Núñez y también del nuevo aeropuerto de Cartagena, y nunca ha asistido el alcalde”, precisó el funcionario.

El líder de la ANI reiteró que el proyecto sigue su curso y que el organismo está comprometido con la estructuración de la Iniciativa Privada (IP), en la cual se prevé una inversión de $6,55 billones en las etapas de construcción y operación. Además, subrayó que esta obra no requiere aportes públicos y que su ejecución permitirá la creación de más de 21.000 empleos directos e indirectos, fortaleciendo el desarrollo económico de la región.
Mientras el nuevo aeropuerto continúa en evaluación, el Gobierno Nacional y la ANI también acompañan el proceso de adecuación del actual Aeropuerto Internacional Rafael Núñez, el cual busca modernizar la infraestructura existente. El concesionario encargado, junto con la Agencia, ha desarrollado 63 mesas de trabajo con la comunidad para socializar los planes de intervención, generar oportunidades de empleo y potenciar la economía local.
Estas obras, sin embargo, no están exentas de polémica. Los habitantes del barrio Crespo han manifestado su rechazo a la ampliación del aeropuerto existente, argumentando que se trata de una medida inconveniente dentro de una zona residencial. En un oficio enviado a la Alcaldía y firmado por líderes comunitarios, vecinos y expertos, se denuncian problemas como la falta de socialización del proyecto, el olvido sistemático de los derechos de los residentes y la escasa gestión para obtener soluciones efectivas del Gobierno central. También se han reportado presuntas afectaciones a taxistas, maleteros y comerciantes tradicionales, así como irregularidades en la instalación de surtidores de combustible en áreas habitadas.
Según el alcalde Turbay, el proyecto de modernización del Rafael Núñez se encuentra “frenado actualmente por una pésima gestión predial”. Asegura que las comunidades afectadas “se sienten presionadas para abandonar sus hogares por valores injustos” y que las dificultades para obtener la modificación de la licencia ambiental han impedido el avance de varias obras. “Cartagena necesita un aeropuerto acorde con sus necesidades: moderno, amplio y a la altura de las condiciones de la ciudad. Que no se adelante el proyecto sería grave, porque nos deja anclados a una infraestructura insuficiente e inconveniente”, enfatizó el alcalde.
La ANI, por su parte, ha explicado que las demoras en las obras del Rafael Núñez no son responsabilidad del Gobierno Nacional, sino del retraso en las respuestas del municipio frente a los permisos y trámites requeridos. La Agencia incluso presentó un derecho de petición el 23 de septiembre de 2025 para obtener un pronunciamiento oficial de las autoridades locales que permita avanzar con las actividades constructivas. “Desde el Gobierno Nacional reiteramos nuestro compromiso por transformar los territorios a través de la infraestructura de transporte. Estamos prestos a sentarnos para buscar soluciones y decisiones que mejoren y dinamicen la economía de la ciudad y la región”, añadió Torres Yarzagaray.

En medio de este panorama, la ciudadanía cartagenera se debate entre la frustración y la esperanza. Los gremios turísticos, empresarios y habitantes coinciden en que la Heroica necesita urgentemente una terminal moderna que responda al crecimiento del turismo y al dinamismo económico de la región. Si los tiempos previstos por la ANI se cumplen y no surgen nuevos obstáculos, el nuevo aeropuerto de Cartagena podría entrar en operación hacia 2034, marcando un hito en la historia de la infraestructura aérea colombiana.
Por ahora, el proyecto sigue “en el aire”, atrapado entre trámites administrativos, reclamos políticos y la burocracia estatal, mientras Cartagena continúa soñando con un aeropuerto a la altura de su grandeza y potencial. Un sueño que, de concretarse, podría elevar a la ciudad al mismo nivel de conectividad y competitividad que los grandes destinos del continente, pero que hoy, a pesar de las promesas y los estudios, sigue sin despegar.