En medio de la ambiciosa apuesta por transformar su infraestructura de transporte, Colombia avanza con paso firme en la recuperación y modernización de su red ferroviaria, un componente clave para impulsar la competitividad, reducir los costos logísticos y promover alternativas sostenibles frente al transporte por carretera. Hoy, dos proyectos estratégicos —uno en el corazón de la región andina y otro que conecta el centro del país con el Caribe— marcan hitos importantes en este proceso de reactivación férrea, consolidando corredores clave que prometen dinamizar economías regionales, generar empleo y sentar las bases de un sistema multimodal más eficiente y conectado.
Modernización del corredor férreo Bogotá Belencito

Recientemente se ha oficializado el inicio de las obras de modernización en el corredor férreo que conecta Tuta con Belencito, en el departamento de Boyacá, un proyecto de alto impacto estratégico para el transporte ferroviario en Colombia. Aunque inicialmente se contemplaba que la entrega de estas obras se realizará en febrero de 2026, el Ministerio de Transporte ha informado que, gracias al ritmo de ejecución y al avance en la adquisición de materiales, se estudia la posibilidad de adelantar su finalización para diciembre de 2025, e incluso se mantiene abierta la opción de concluir antes de finalizar el presente año.
Este ambicioso proyecto, que cuenta con una inversión cercana a los 156.000 millones de pesos, es liderado de manera conjunta por el Ministerio de Transporte, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y Findeter. Su objetivo principal es mejorar las condiciones de operatividad y seguridad del tramo ferroviario entre Bogotá y Belencito, optimizando uno de los corredores de carga más importantes de la región andina colombiana.
Por su parte, La ministra de Transporte, María Fernanda Rojas, destacó la relevancia de esta intervención, recordando que se trata de una línea férrea que estuvo en desuso durante largos años y que ahora, con el 80% de los materiales ya adquiridos, se puede garantizar un ritmo de avance significativo en su modernización.
Las obras, que actualmente progresan a un ritmo de 1,2 kilómetros por semana, contemplan el refuerzo de la superestructura férrea mediante el cambio integral de rieles, clips, kits de soldadura e instalación de traviesas nuevas, materiales que ya han sido importados y se encuentran en proceso de ensamble y distribución en los puntos estratégicos del corredor. Esta intervención busca recuperar las condiciones técnicas óptimas de la vía, lo que permitirá aumentar su capacidad operativa y mejorar la seguridad en las operaciones.
Uno de los aspectos más valorados del proyecto es su aporte al empleo local. Según lo informado por el Gobierno nacional, se priorizó la contratación de mano de obra en los municipios ubicados en la zona de influencia directa del corredor, permitiendo así generar oportunidades económicas para las comunidades cercanas y dinamizar las economías locales en Boyacá y Cundinamarca.
Igualmente se resaltó la importancia estratégica de la reactivación ferroviaria para la competitividad nacional, explicando que el transporte por tren ofrece economías de escala difíciles de igualar por otros medios. Ya que según sus palabras “Un solo tren puede movilizar hasta 6.000 toneladas de carga, lo equivalente a 250 camiones, lo que se traduce en una reducción de hasta el 20% en los costos logísticos”,
Asimismo, La modernización del corredor férreo entre Tuta y Belencito es considerada un primer paso en el plan nacional de reactivación ferroviaria, el cual pretende aprovechar la posición estratégica de Colombia y disminuir la alta dependencia del transporte por carretera, contribuyendo así a reducir emisiones contaminantes, descongestionar las principales vías del país y mejorar la competitividad del sector logístico.

El corredor férreo Bogotá–Belencito recorre los municipios de Facatativá, Madrid, Mosquera, Chía, Cajicá, Zipaquirá, Tocancipá, Gachancipá, Sesquilé, Suesca, Chocontá, Villapinzón, Ventaquemada, Tunja, Oicatá, Tuta, Paipa, Duitama y Sogamoso, atravesando los departamentos de Cundinamarca y Boyacá. Esta línea es estratégica no solo por su conexión entre importantes centros industriales y mineros de Boyacá con la capital del país, sino también por su potencial para integrarse a una red ferroviaria nacional más amplia, capaz de conectar corredores logísticos multimodales.
Corredor férreo La Dorada–Chiriguaná

Por otra parte, y como base principal de la reactivación férrea en el país, El pasado miércoles 30 de abril, en el municipio de La Dorada, Caldas, se llevó a cabo la firma del contrato de concesión para la rehabilitación, operación y mantenimiento del corredor férreo La Dorada–Chiriguaná.
El contrato, que fue adjudicado bajo la modalidad de Asociación Público-Privada (APP), fue otorgado al consorcio Estructura Plural Línea Férrea, bajo una concesión que tendrá una duración de 10 años y compromete una inversión superior a los 3,4 billones de pesos, recursos destinados a financiar las obras de rehabilitación de la vía férrea, su operación, mantenimiento y la adecuación de infraestructura logística complementaria. Con una extensión de 526 kilómetros, este corredor conectará los municipios de La Dorada, en el departamento de Caldas, con Chiriguaná, en Cesar, atravesando 25 municipios distribuidos en cinco departamentos, lo que lo convierte en una infraestructura estratégica para articular los centros productivos del centro del país con los puertos del Caribe colombiano.
Sin embargo, más allá de la rehabilitación de la infraestructura existente, el contrato contempla importantes mejoras técnicas, la incorporación de material rodante de propiedad estatal y la construcción de centros de mantenimiento, sistemas de control de tráfico, señalización moderna y otras intervenciones estratégicas. Entre estas últimas se destaca la construcción de un puente sobre el río Sogamoso y la reubicación de instituciones educativas en Cimitarra, Santander.
Uno de los aspectos más relevantes de esta iniciativa es su articulación con otros modos de transporte, como el carretero, fluvial, portuario y aeroportuario, así como su conexión con el tramo norte de la red férrea colombiana, actualmente concesionado a la empresa Fenoco S.A. Esta integración permitirá ampliar las capacidades del transporte multimodal en Colombia, objetivo central en la política de infraestructura del actual gobierno, que busca reducir los costos logísticos y mejorar la competitividad del país en los mercados internacionales.

Tras la firma, el proyecto empezó a ejecutar tres etapas claramente diferenciadas. Las cuales consisten en primer lugar y en la fase en la que se encuentra actualmente, la cual consiste en una fase preoperativa, con una duración de 15 meses, en la que se realizarán estudios detallados y se elaborarán los diseños técnicos definitivos de toda la obra. Posteriormente a ello, a finales del próximo año 2026, se iniciará una fase de construcción de 49 meses, en la que se llevarán a cabo las obras de rehabilitación e infraestructura complementaria.
Finalmente, se dará paso a una fase de operación y mantenimiento de 50 meses, seguida de una etapa de reversión de seis meses, en la que los activos e infraestructura serán transferidos nuevamente al Estado colombiano.
Una vez puesto en funcionamiento, se prevé que los trenes alcancen velocidades de hasta 60 kilómetros por hora, con una tarifa máxima establecida de $28,33 por tonelada-kilómetro. Este esquema tarifario busca reducir los costos logísticos en al menos un 20 % para el tramo entre La Dorada y Chiriguaná, lo que representaría una mejora sustancial frente a los costos actuales del transporte de carga por carretera. Según las proyecciones del Gobierno Nacional, el corredor podría movilizar hasta 5 millones de toneladas de carga anuales en el largo plazo, consolidándose como una alternativa eficiente, sostenible y competitiva para el transporte de mercancías a gran escala en Colombia.