El Metro de Medellín se ha consolidado, a lo largo de sus casi tres décadas de operación, como la columna vertebral del sistema de transporte público en el Valle de Aburrá y como uno de los referentes más importantes en materia de movilidad urbana en América Latina. En la actualidad, este sistema intermodal, compuesto por 12 líneas que incluyen metro, tranvía, metrocables, líneas de buses y cables turísticos, moviliza diariamente a más de 1,07 millones de personas en un día laboral típico, lo que dimensiona su relevancia estratégica para la capital antioqueña y su área metropolitana.
Precisamente por esta centralidad en la movilidad de Medellín y los municipios vecinos, cualquier inconveniente operativo que afecte el funcionamiento del sistema tiene un efecto inmediato y de gran magnitud sobre el tráfico de la ciudad. Así ha quedado registrado en distintas oportunidades a través de las redes sociales, donde usuarios reportan estaciones colapsadas, trenes con sobreocupación, evacuaciones de pasajeros y trancones descomunales en las vías principales cada vez que se presenta una alteración en el servicio. Estas situaciones generan un colapso parcial en la movilidad metropolitana, evidenciando la dependencia que la ciudad ha construido en torno a su sistema férreo.
No obstante, y a pesar de los retos operativos que enfrenta una red de esta envergadura, el Metro de Medellín mantiene altos niveles de reconocimiento y valoración entre los ciudadanos. De cara a la celebración de su aniversario número 30 en los próximos meses, la empresa informó que en 2024 su calificación de satisfacción por parte de los usuarios se ubicó en 4,32 sobre 5 puntos posibles, reflejando una percepción positiva por parte de quienes a diario utilizan el servicio. Así lo señaló Tomás Elejalde, gerente general del Metro de Medellín, quien además destacó que el Índice de Calidad de Tráfico (ICT) —un indicador técnico que mide rigurosamente todos los eventos que afectan la calidad del servicio— se mantiene en más de 95 puntos sobre 100 posibles a lo largo de las 12 líneas del sistema.
Sin embargo, desde la administración de la empresa reconocen la necesidad de no solo mantener estos indicadores, sino también de fortalecerlos y adaptarlos a las dinámicas crecientes de movilidad, urbanización y expansión de la ciudad-región. Por ello, desde 2006 se cuenta con un Plan Rector de Expansión que se actualiza cada cinco años con el propósito de definir las líneas y corredores que deben construirse o desarrollarse, de acuerdo con las necesidades del Distrito y su área metropolitana.
No obstante, y a pesar de los retos operativos que enfrenta una red de esta envergadura, el Metro de Medellín mantiene altos niveles de reconocimiento y valoración entre los ciudadanos. De cara a la celebración de su aniversario número 30 en los próximos meses, la empresa informó que en 2024 su calificación de satisfacción por parte de los usuarios se ubicó en 4,32 sobre 5 puntos posibles, reflejando una percepción positiva por parte de quienes a diario utilizan el servicio. Así lo señaló Tomás Elejalde, gerente general del Metro de Medellín, quien además destacó que el Índice de Calidad de Tráfico (ICT) —un indicador técnico que mide rigurosamente todos los eventos que afectan la calidad del servicio— se mantiene en más de 95 puntos sobre 100 posibles a lo largo de las 12 líneas del sistema.
Sin embargo, desde la administración de la empresa reconocen la necesidad de no solo mantener estos indicadores, sino también de fortalecerlos y adaptarlos a las dinámicas crecientes de movilidad, urbanización y expansión de la ciudad-región. Por ello, desde 2006 se cuenta con un Plan Rector de Expansión que se actualiza cada cinco años con el propósito de definir las líneas y corredores que deben construirse o desarrollarse, de acuerdo con las necesidades del Distrito y su área metropolitana.
En ese sentido, actualmente avanza la construcción del Metro de la 80, un ambicioso proyecto de infraestructura férrea que se planteó desde hace varias décadas y que beneficiará a cerca de un millón de habitantes en la zona occidental de Medellín una vez esté terminado. Esta megaobra, cofinanciada en un 70 % por la Nación, ha enfrentado dificultades financieras recientemente, especialmente por la no llegada oportuna de las vigencias futuras que corresponden al gobierno central. Tras la polémica desatada por este retraso, finalmente se concretó el desembolso correspondiente a 2024 por un valor de 483.000 millones de pesos, recursos que ya se encuentran consignados en la fiducia que administra el proyecto.
Según confirmó Tomás Elejalde, de esos recursos, ya se han tenido que desembolsar aproximadamente 70.000 millones de pesos para atender compromisos existentes, tales como pagos de anticipos a contratistas y adquisición de predios que contaban con promesas de compraventa vigentes. “Esos recursos eran estrictamente necesarios para garantizar la continuidad del proyecto”, afirmó el directivo. No obstante, persiste la incertidumbre sobre la llegada de los recursos correspondientes a este año, 2025, cuyo desembolso asciende a 497.000 millones de pesos y para los cuales aún no se ha definido una fecha concreta.
En cuanto al avance físico de la obra, Elejalde precisó que el proyecto ya alcanza un 30 % de ejecución, representado principalmente en procesos de compra de predios, demoliciones y el traslado y reubicación de redes de servicios públicos, como energía eléctrica, acueducto y alcantarillado, en el área de influencia de la futura línea férrea. Para este año, la apuesta de la empresa es acelerar decididamente estos frentes de obra, dar inicio a la fabricación de los trenes y comenzar la construcción de los viaductos en los sectores de la estación Caribe y la estación Aguacatala, los cuales permitirán conectar el circuito completo del proyecto. “Vamos avanzando de manera decidida a partir del mes de mayo de este 2025”, puntualizó Elejalde.
Paralelo al desarrollo del Metro de la 80, la empresa tiene proyectadas nuevas líneas de transporte masivo para los próximos años. A comienzos de 2024, el gerente del Metro explicó que existen seis corredores caracterizados para la construcción de nuevas líneas, los cuales se encuentran en diferentes etapas de estudio. De estos, el más avanzado es el corredor San Antonio de Prado-La Estrella, que ya cuenta con la prefactibilidad de la obra. En este sector, además de un cable aéreo que conectará la estación La Estrella con San Antonio de Prado, se contempla complementar el sistema con una nueva línea de buses que continuará las troncales existentes desde Itagüí hasta esa zona.
El objetivo de la empresa es que, tras avanzar este año en los estudios de factibilidad técnica, legal y financiera —que permitirán definir la estructuración y cierre financiero del proyecto—, para el año 2027 se pueda abrir el proceso contractual y dejar contratadas las obras. Así lo explicó Elejalde, quien subrayó que este es un paso clave para asegurar la viabilidad de este corredor estratégico.
Otro frente de expansión relevante es la reactivación del transporte férreo de carga y pasajeros en la región. El Metro de Medellín, en coordinación con la Gobernación de Antioquia y la Promotora Ferrocarril de Antioquia, trabaja en la posibilidad de conectar la red férrea regional con la nacional, considerando opciones como el corredor La Dorada–Chiriguaná a través de Puerto Berrío. Asimismo, se analiza la factibilidad de extender el servicio hacia los puertos de Urabá, conectando esa zona estratégica del departamento con el interior mediante un sistema férreo.
Dado que se trata de un proyecto de gran complejidad, se plantea desarrollarlo por unidades funcionales, siendo las primeras y más viables la conexión entre Bello y Barbosa, y entre Bello y La Pradera. Esta iniciativa incluye la posibilidad de incorporar carga, lo que permitiría estructurarlo bajo un esquema de Alianza Público-Privada (APP) para garantizar su sostenibilidad financiera. “Estamos en ese proceso con la Gobernación y con la Promotora Ferrocarril de Antioquia”, aseguró Elejalde.
Adicionalmente, hay cuatro corredores identificados dentro del Distrito de Medellín para futuros proyectos: el corredor Caribe–La Cruz, en el nororiente de la ciudad; el corredor Avenida 34, que conectará del suroriente al nororiente; el corredor Caribe–Aures, en el noroccidente; y la denominada Línea S, una línea subterránea que atravesaría la ciudad de sur a norte y viceversa. Según explicó el gerente del Metro, la empresa presentará a la Alcaldía de Medellín un modelo de priorización que incluye criterios como el número de personas beneficiadas, los impactos sociales y ambientales de cada proyecto, cruzando esas variables con las metas definidas en el Plan de Desarrollo para establecer el orden de ejecución de las futuras obras.
Por ahora, las prioridades se concentran en avanzar con decisión en el proyecto San Antonio de Prado, consolidar el Metro de la 80 y continuar con los estudios para el tren regional hacia el norte. Paralelamente, se está trabajando de manera estructurada en los estudios de los otros corredores, como el de la Avenida 34, que tendría un carácter circunvalar, funcionando como un anillo de movilidad similar al Metro de la 80, pero ubicado en el oriente de Medellín. Elejalde enfatizó que, aunque estos proyectos no necesariamente serán construidos en los próximos tres años, es fundamental avanzar en su maduración técnica y financiera para que las decisiones puedan tomarse en futuras administraciones.
Por último, dentro de su plan de expansión, el Metro de Medellín tiene previsto incorporar 13 nuevos trenes a su flota actual. Este proyecto, valorado en 586.000 millones de pesos, cuenta con cofinanciación de la Gobernación de Antioquia, la Alcaldía de Medellín y el Metro, en partes iguales. Los trenes ya están contratados y, como hecho relevante, serán ensamblados localmente en los talleres de Bello, lo que generará alrededor de 200 empleos directos y permitirá la participación de entre 60 y 70 empresas nacionales y regionales en el suministro de bienes y servicios para su fabricación. Se proyecta que para 2027 estén culminados los ensamblajes de estas nuevas unidades, las cuales aumentarán en un 18 a 20 % la capacidad del sistema, reduciendo los tiempos entre trenes en hora pico y mejorando significativamente la calidad del servicio para los usuarios.
Así, el Metro de Medellín continúa consolidándose como un actor esencial en la movilidad del Valle de Aburrá y como un modelo de integración multimodal en América Latina, enfrentando con determinación los desafíos propios de su crecimiento y proyectando una ambiciosa agenda de expansión para responder a las necesidades de una región en permanente transformación.
