En un paso innovador hacia la integración de infraestructura de transporte masivo y sostenibilidad ambiental, Bogotá pondrá en marcha este semestre las primeras pruebas piloto de jardines verticales en las columnas del viaducto del Metro de Bogotá. El proyecto, que combina criterios de diseño urbano, embellecimiento paisajístico y beneficios medioambientales, cuenta con el respaldo técnico de la ciudad de Monterrey, México, lo que refuerza el carácter de cooperación internacional en su desarrollo.
El plan piloto contempla la instalación de varios diseños de jardines verticales en tramos específicos del viaducto, con el objetivo de evaluar su factibilidad técnica y su impacto estético y ambiental. Según la Secretaría Distrital de Ambiente, esta estrategia no solo busca dotar de mayor atractivo visual al trazado elevado del metro, sino también aportar a la captura de emisiones contaminantes, alineándose con las metas de reverdecimiento de la capital.
Experiencias similares se han implementado en otras ciudades del mundo, donde este tipo de infraestructuras verdes han demostrado contribuir a la mejora de la calidad del aire y a la reducción de la temperatura urbana en áreas con alta densidad de concreto.
La iniciativa se enmarca en la visión de que el Metro de Bogotá, además de ser un sistema 100% eléctrico y libre de emisiones directas, se convierta en un catalizador de transformación urbana que priorice el medio ambiente. La idea es que su infraestructura no solo transporte pasajeros de manera eficiente, sino que también actúe como un elemento que aporte biodiversidad y mejore la percepción visual del entorno.
Si las pruebas arrojan resultados positivos, la propuesta prevé extender la instalación de jardines verticales a lo largo de todo el viaducto elevado, creando un corredor verde que se convertirá en un referente de diseño urbano sostenible para América Latina. Esto permitiría integrar de forma armónica el transporte masivo con la naturaleza, ofreciendo a Bogotá una imagen renovada en sus espacios públicos y consolidando su compromiso con la lucha contra el cambio climático.

Con este programa piloto, la capital colombiana da un paso más en su apuesta por una movilidad limpia y un urbanismo que prioriza el bienestar ciudadano, siguiendo ejemplos internacionales y adaptándolos a su propio contexto. El resultado final podría marcar un antes y un después en la manera de concebir las grandes obras de infraestructura en la región.
