La remodelación y ampliación del estadio Américo Montanini de Bucaramanga, una de las obras más esperadas por la afición santandereana y pieza clave para la proyección deportiva de la región, se encuentra en un punto crítico debido a la ausencia de la aprobación de un componente esencial dentro del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la ciudad. Esta situación podría enredar los plazos de ejecución de un proyecto valorado en $25 mil millones, cuya meta es modernizar el escenario y elevar su capacidad actual de aproximadamente 25 mil espectadores a un aforo estimado entre los 32 mil y 35 mil asistentes.
Aunque la carencia de este requisito técnico no ha detenido formalmente el proceso administrativo y contractual que se adelanta desde el gobierno departamental, sí genera una alerta significativa sobre la viabilidad de los cronogramas proyectados para su construcción. Además de aumentar la capacidad del estadio, el proyecto contempla cumplir con los estándares técnicos exigidos por la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) para la realización de encuentros internacionales, lo que permitiría posicionar a Bucaramanga como sede de competencias de alto nivel.
Fue el pasado 5 de marzo cuando Giancarlo Mazzanti, arquitecto a cargo de los estudios y diseños del proyecto, anunció que en un plazo de 10 meses —es decir, para febrero próximo— se conocerían los resultados de los estudios preliminares. No obstante, durante esa misma reunión, el gobernador de Santander, Juvenal Díaz Mateus, solicitó acelerar los tiempos y reducir ese plazo a cinco meses, apuntando a tener los diseños listos en septiembre de 2025. Sin embargo, ninguna de estas proyecciones se podrá cumplir, ya que la consultoría encargada de elaborar los diseños aún no ha iniciado formalmente. Esto obedece a que, luego de dos procesos de contratación fallidos, no se ha logrado adjudicar la interventoría que debe acompañar y supervisar el desarrollo de la consultoría, aunque desde la administración departamental se informó que esta adjudicación podría concretarse en los próximos días.

Más allá de esta dificultad administrativa, la ejecución del proyecto enfrenta una restricción mayor que podría comprometer su continuidad: la aprobación de los Planes Especiales de Manejo y Protección (PEMP). Así lo advirtió Rodrigo Fernández, expresidente de la Sociedad Santandereana de Ingenieros, al señalar que ningún diseño de ampliación puede desarrollarse sin que este documento —exigido por el POT de Bucaramanga— sea aprobado previamente por las autoridades competentes. Los PEMP son instrumentos técnicos y jurídicos que definen las acciones, usos y medidas de protección sobre bienes de interés cultural o inmuebles con valor patrimonial, categoría en la que se encuentra el estadio Américo Montanini.
En este sentido, aunque se logre contratar la interventoría y se formalice el inicio de la consultoría para los diseños, la ausencia de un PEMP aprobado impediría avanzar de manera definitiva en la materialización del proyecto. Así lo reconoció la secretaria de Infraestructura de Santander, Jesica Juliana Mendoza Ramírez, quien aseguró que desde el año 2024 se vienen adelantando mesas de trabajo conjuntas con la Alcaldía de Bucaramanga para abordar esta situación. De acuerdo con Mendoza Ramírez, la última de estas reuniones se realizó hace dos semanas y actualmente se encuentran en proceso de revisión de las observaciones técnicas emitidas, con participación activa del consultor seleccionado para este proyecto.
Así Avanzan Algunos Estadios Colombianos que se Modernizarán en los Próximos Años ⚽
De esta forma, el futuro de la remodelación del estadio Américo Montanini permanece condicionado al cumplimiento de este trámite urbanístico, sin el cual no será posible materializar las aspiraciones de una afición que espera ver modernizado su escenario deportivo y habilitado para recibir competencias de carácter internacional. El reto para las autoridades locales y departamentales radica en agilizar los procesos de aprobación de los instrumentos normativos pendientes, para no comprometer aún más los plazos y recursos asignados a una obra que, además de su importancia simbólica y deportiva, representa una oportunidad de desarrollo urbano y social para Bucaramanga y el departamento de Santander.