Luego de años de planificación, construcción y pruebas operativas, el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de Lima se prepara para iniciar oficialmente sus operaciones este domingo 1 de junio de 2025. La puesta en marcha de este moderno complejo aeroportuario se da tras culminar un período de prueba de dos semanas, tiempo en el cual un grupo selecto de aerolíneas internacionales ha venido operando vuelos en las nuevas instalaciones para verificar el correcto funcionamiento de sus sistemas y procesos.
No obstante, las celebraciones oficiales por la inauguración de este megaproyecto de infraestructura se realizaron el día de hoy viernes 30 de mayo, días antes de su entrada en operación completa. Este evento conto con la participación de diversas autoridades gubernamentales y representantes de entidades vinculadas al sector transporte, destacando la presencia de la presidenta de la República del Perú, Dina Boluarte.
Sin embargo, Juan Marcos Venegas, gerente de planeamiento financiero de Lima Airport Partners (LAP), empresa concesionaria a cargo de la administración y explotación del aeropuerto, En declaraciones concedidas a medios de comunicación, precisó que, aunque la inauguración oficial se llevó a cabo este viernes, la operación regular de vuelos comerciales en la nueva terminal iniciará el domingo a la 1 de la tarde, hora local. Por tal motivo Durante el lapso comprendido entre la medianoche del sábado 31 de mayo y el mediodía del domingo 1 de junio, no se programarán vuelos, ya que en ese intervalo se ejecutará un complejo y meticuloso proceso de transferencia de operaciones desde el antiguo terminal de la avenida Elmer Faucett hacia la nueva infraestructura emplazada en la avenida Morales Duárez, en el distrito del Callao.
Con ello, La apertura del nuevo Jorge Chávez marca un hito no solo para Lima y el Perú, sino para el transporte aéreo sudamericano en general, ya que esta moderna terminal promete posicionarse como uno de los aeródromos más avanzados y con mayor capacidad de tránsito de pasajeros de la región. La decisión de desarrollar este nuevo aeropuerto responde, esencialmente, al agotamiento de la capacidad operativa del antiguo terminal, que comenzó a funcionar en 1960 y que, desde hace varios años, enfrentaba serias dificultades para atender la creciente demanda de pasajeros y vuelos.
De acuerdo con el jefe comercial de Lima Airport Partners, ya en 2014 se había identificado que el número de pasajeros que transitaban por las instalaciones superaba ampliamente las proyecciones de capacidad para las cuales había sido concebido el aeropuerto original. En 2017, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones del Perú y la empresa concesionaria llegaron a un acuerdo para extender la concesión hasta el año 2041, bajo la condición de que se desarrollara una nueva terminal de pasajeros que respondiera a las necesidades del país. Para entonces, el viejo Jorge Chávez ya registraba un tráfico anual de aproximadamente 17 millones de pasajeros, cifra muy superior a los niveles previstos décadas atrás.
Con una inversión total que supera los 2.000 millones de dólares, el nuevo aeropuerto ocupa una superficie de 270.000 metros cuadrados y dispone de 46 puertas de embarque. Inicialmente, la capacidad de atención de pasajeros se ha estimado en 40 millones por año, con posibilidad de incrementarse a 50 millones anuales mediante futuras ampliaciones.
Uno de los elementos más relevantes de este nuevo proyecto es la incorporación de una segunda pista de aterrizaje y despegue, que, junto a la pista existente, permitirá el uso simultáneo y coordinado de ambas infraestructuras. Esto permitirá aumentar la capacidad de movimientos aéreos por hora, pasando de los actuales 35 a 54 operaciones, mejorando sustancialmente la eficiencia y reduciendo los tiempos de espera para las aerolíneas y los pasajeros.
La nueva terminal ha sido equipada con tecnología de última generación que busca agilizar los procesos de embarque y mejorar la experiencia de los pasajeros. Entre sus principales innovaciones destacan los modernos equipos de tomografía computarizada tridimensional, que permitirán inspeccionar los equipajes de mano en los controles de seguridad sin necesidad de retirar dispositivos electrónicos o líquidos de su interior, una mejora significativa respecto a los procedimientos aplicados en la mayoría de los aeropuertos a nivel mundial. Asimismo, se han implementado puntos de control migratorio electrónicos, mediante los cuales los ciudadanos peruanos y los extranjeros residentes podrán realizar el trámite migratorio simplemente mostrando sus documentos ante un escáner, optimizando el flujo de ingreso y salida del país.
El antiguo aeropuerto Jorge Chávez, por su parte, dejará de recibir pasajeros y sus instalaciones serán destinadas a nuevos usos. Según lo previsto, se convertirán en zonas de estacionamiento y mantenimiento de aeronaves, así como en dependencias administrativas y logísticas para las aerolíneas y demás agentes aeroportuarios que operan en Lima.
No obstante, el camino hacia la inauguración de este ambicioso proyecto no estuvo exento de dificultades. La fecha inicial de apertura estaba prevista para diciembre de 2024, pero diversos factores técnicos y logísticos obligaron a postergar la entrada en funcionamiento hasta junio de 2025, con el objetivo de garantizar los más altos estándares de seguridad y operatividad desde el primer día. Además, algunos aspectos críticos aún no han sido completamente resueltos, lo que ha generado ciertas dudas entre usuarios y expertos en transporte aéreo.
Por ejemplo, se ha cuestionado la limitada capacidad de espacio disponible para los funcionarios de inmigración, lo que podría generar demoras en la admisión de pasajeros al país, especialmente durante las primeras jornadas de operación, en las que se prevé una acumulación de vuelos tras las horas sin actividad del cambio de terminal. Otro punto señalado ha sido la ausencia de un acceso peatonal adecuado hacia la terminal, lo que limita la movilidad de los usuarios y los obliga a depender exclusivamente de transporte vehicular.
A pesar de estos desafíos, tanto las autoridades peruanas como la empresa concesionaria se muestran optimistas sobre el impacto que tendrá el nuevo aeropuerto en el Perú y en la conectividad aérea de Sudamérica. El ministro de Transportes y Comunicaciones, Raúl Pérez Reyes, ha destacado que “la inauguración de este moderno aeropuerto marcará un hito para el desarrollo económico y turístico del país”, subrayando la importancia de contar con una infraestructura aeroportuaria moderna y de gran capacidad en una capital donde el comercio exterior y el turismo representan el 2,9% del Producto Interno Bruto anual.
Desde una perspectiva regional, el Jorge Chávez aspira a posicionarse a la par de los grandes aeropuertos sudamericanos. Según proyecciones de Lima Airport Partners, el objetivo es alcanzar los 38 millones de pasajeros anuales para 2030, acercándose así a los 40 millones que actualmente moviliza el aeropuerto de Guarulhos, en Sao Paulo, o los 46 millones de El Dorado, en Bogotá, que lidera en la región.
Norbert Onkelbach, vocero de LAP, ha señalado que el objetivo de Lima es convertirse en un nodo estratégico que conecte a Norteamérica con Sudamérica. Actualmente, solo alrededor del 10% de los pasajeros que arriban a Lima realizan vuelos de conexión; con la nueva terminal, se espera elevar esa cifra hasta un 30 o 35%, aunque su concreción dependerá de las condiciones de mercado y de la disposición de las aerolíneas con las que se establezcan alianzas.
Una de las ventajas competitivas que Lima ofrece a las compañías aéreas es su ubicación geográfica estratégica, que permite conectar destinos desde Canadá hasta Chile y Argentina utilizando aviones de fuselaje estrecho, lo que optimiza el uso de la flota sin necesidad de recurrir a aeronaves de mayor tamaño, generalmente reservadas para trayectos intercontinentales. Además, el clima de Lima, caracterizado por una práctica ausencia de lluvias durante casi todo el año, facilita las operaciones y contribuye a la puntualidad de los vuelos, un aspecto clave en la competitividad aeroportuaria.
Sin embargo, uno de los principales retos que deberá afrontar el nuevo aeropuerto se relaciona con la movilidad terrestre en su entorno inmediato. Los recurrentes atascos y problemas de tránsito en la zona urbana de Lima y el Callao obligan a los pasajeros a trasladarse con bastante antelación para no perder sus vuelos, y los críticos advierten que las autoridades deberán mejorar los accesos y la conectividad vial si se desea evitar que se repitan las largas filas de autos y las escenas de congestión vehicular que históricamente se registraban en las inmediaciones del viejo aeropuerto.
A futuro, tanto el Gobierno como la empresa concesionaria coinciden en que este megaproyecto representa una oportunidad única para convertir a Perú en un “hub” competitivo en la región, aunque su consolidación no significará necesariamente una amenaza para otros nodos aeroportuarios ya establecidos como Bogotá, Ciudad de Panamá o Sao Paulo. Como ha manifestado Onkelbach, “podemos conectar con las ciudades secundarias de Norteamérica, Sudamérica y Centroamérica. No vamos a quitarle cuota de mercado a nadie porque en Sudamérica hay margen de crecimiento para todos, siempre que no se produzca una recesión”.
Con su puesta en marcha, el nuevo Jorge Chávez inicia una nueva etapa en la conectividad aérea del Perú, que se proyecta como motor de crecimiento económico, facilitador del comercio exterior y dinamizador del turismo nacional e internacional.
